Un escribano, con excepcional letra de pendolista, expide certificados. De lo que tu quieras.. de buena conducta, de haber participado heroicamente en los Tercios de Flandes, de haber acompañado a Hernan Cortés en la conquista de la Nueva España... Tu eliges...

Y si el ajetreo te sume en profundo agotamiento puedes descansar en este medieval dormitorio: mullida cama con colchon de lana de oveja merina, calientacamas lleno de brasas, lavabo, camisa de dormir en fino hilo y encaje. Y hasta un útil adminículo para que puedas disfrutar de la que se conocía como "una siesta de orinal".

En el guarnicionero podemos enterarnos de los avatares de un oficio tan fundamental en un pueblo de tan larga tradición agrícola como el nuestro. Los arreos de las caballerías eran importantísimo elemento en cualquier proceso productivo.
Además... ¡vaya guarnicionero!. Te invitaba a un buen trago de rioja joven con su porrón. Así da gusto trabajar.

Una tímida novicia, a punto de realizar sus votos, escucha atenta las palabras de un presbítero que le narra los peligros de la carne de ese pecador mundo que está a punto de abandonar.
En el portal de al lado un grupo de jóvenes monjes alternan el canto gregoriano con subrepticias visitas a un escondido rincón en donde por turnos contemplan en un televisor el partido de fútbol de ese domingo...

Jovenes curtidoras dando los último toque a las pieles procedentes de los numerosos rebaños de ovejas que hasta no hace mucho tiempo tenían cabida en nuestros corrales y parideras.
Carne, quesos (cuya proceso productivo podía observarse tambien en otro local), piel para innumerables cometidos, lana para tejer y para los colchones, obtención de abono natural para las tierras que habían pasado el último año en rastrojera...
Tejedoras y bordadoras tenían cabida en dos distintos portales. Todo el proceso artesanal a nuestro alcance. Desde el cardado inicial de la lana de nuestras ovejas hasta la confección del más endiablado encaje de bolillos con destino a los ornamentos de la iglesia o al ajuar de esa hija que no termina de casarse...

Dicen que "quien hace un cesto hace ciento". Y cumplida razón les da esta fotografía en donde unas jóvenes brioneras tejen y entrelazan los juncos y mimbres que terminarán por convertirse en innumerables objetos de útil uso tanto en la vida doméstica como en las labores del campo.
Y ello no está reñido con trabajar en la vida real en una empresa en la vanguardia de la más moderna tecnología...
¿Verdad Estrella?....

Y como ya ha quedado dicho, por la noche y teniendo como decorado y telón de fondo el excepcional escenario de la fachada del Palacio del Marqués de San Nicolás, se celebra un espectáculo de luz y sonido en donde se rememora la tradición de la boda real celebrada en nuestra villa.

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